Ganador del 13/10, semana 3
Autor: Joaquín Suárez Guerra
Un hombre solo
—Son las doce horas, un minuto y quince segundos.
El hombre colgó con un fuerte golpe. Repetía el mismo mensaje desde hacía más de
dos horas, aunque al menos este teléfono respondía. Era el único. Miró la pantalla
del televisor, cubierta de nieve electrónica. Desechó la idea de acudir al aparato
de radio: sólo emitía un pitido enloquecedor. Se acercó a la ventana cerrada y,
mientras se mordía las uñas, vigiló la calle desde sus tres pisos de altura: vacía.
Meditó. Con agua corriente y la nevera casi llena, podría aguantar muchos días. Antes
de volver al sofá, no pudo evitar mirar de reojo la puerta del apartamento.
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Segundo ganador del 13/10, semana 3
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Autor: Montse Aguilera Vives
Toc
Son las doce horas, un minuto y quince
segundos.
Se lava las manos. Coge las llaves con dedos
temblorosos. Cuando caen al suelo saca una
toallita húmeda, las recoge con ella, abre
otra toallita y limpia las llaves y la anilla que
las mantiene unidas.
Mira el reloj.
Son las doce horas, tres minutos y veintidós
segundos.
Vuelve al cuarto de baño, se quita toda la
ropa (está sudando) y se da la tercera ducha
del día.
Necesita orinar.
Mira el reloj.
Son las doce horas, diecisiete minutos y
cuatro segundos.
No puede ser.
Sabe que llegará tarde a la terapia.
Pero lo peor es que aún está sucia.
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Finalistas del 13/10, semana 3
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Autor: Rosa Maria Calzado Naranjo
Prácticas de Anatomía
—Son las doce horas, un minuto y quince segundos. Esta práctica supone el cincuenta
por ciento de la nota. Pueden comenzar.
Era mi primera práctica de medicina y también sería la última. Los cuerpos estaban
blancos, totalmente rígidos y frescos. Julio, cogió la mano de un cuerpo y se la puso
en la cabeza a modo de sombrero. El profesor le echó de clase, claro.
Era el momento. Un señor mayor. Había que darle la vuelta para hacer la disección.
Catorce años han pasado, y aún me da náuseas. No sabía que mi abuelo, había donado
su cuerpo a la ciencia.
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Autor: Carmen Rosique
La espera
Son las doce horas, un minuto y quince segundos, bueno, ya dieciséis... El tiempo
no perdona, pasa y no espera, yo sí; yo espero tu llamada una noche más, pero sólo
hasta las doce y cuarto. Me dijiste que llamarías a las doce y no lo has hecho.
Perdonaré tu mentira si me llamas antes de las doce y media, bueno, antes de la una.
Después ya no volveré a perdonarte. Quizá, si me llamas mañana, lo olvidaré todo
y podemos volver a empezar. Te esperaré hasta el viernes y luego seguiré con mi vida.
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Ganadores y finalistas: SEPTIEMBRE, 2011 |
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Ganador del 22/09, semana 2
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Autor: Alberto Corujo Corteguera
Principio de incertidumbre
—Tú y yo podremos pasear juntos bajo ese cielo estrellado.
Todos los días, a la misma hora, Carlos hace su llamada, pronuncia una frase romántica
y recibe una réplica exacta:
—Son las doce horas, un minuto y quince segundos.
Todos los días menos hoy. Hoy, por primera vez, le ha respondido el silencio. Carlos
se pregunta si no habrá marcado un número equivocado.
—Podríamos ir mañana —escucha decir al fin. Es ella, la misma voz sensual de siempre.
Carlos siente que el tiempo se detiene, y cuenta hasta diez antes de contestar:
—Son las doce horas, un minuto y quince segundos.
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